Elisa Martín

¿OYES O ESCUCHAS?

Nos negamos a recibir lo que no nos gusta. ¿Y si resulta que vemos lo que queremos ver y escuchamos sólo lo que nos interesa?. ¿Habéis notado cómo nos revolvemos por dentro cuando lo que nos llega rompe nuestros esquemas?.

Es el SESGO DE CONFIRMACIÓN, una tendencia natural del ser humano a dar más importancia y credibilidad a los datos que encajan con nuestras creencias.

Esta acuarela de María Maza refleja de maravilla como nos atrincheramos detrás de una barrera y con los oídos tapados para no dejarnos convencer.

Por ello, sin darnos cuenta:

  • Buscamos insistentemente noticias y medios que apoyen nuestras opiniones. (Y los algoritmos se aprovechan de ello para mandarnos más de lo mismo).
  • Nos rodeamos de personas que interpretan la realidad igual que nosotros. (“¿Ves? ¡Si todos pensamos igual!”).
  • Nos irritamos cuando alguien expone una opinión contraria a la nuestra. Y cada vez sube más la irritación hasta que estallamos.
  • Buscamos experiencias que nos reafirmen e ignoramos las que nos contradicen.
  • Proclamamos a los cuatro vientos que la ÚNICA verdad es la nuestra. (“¿Cómo los demás no lo ven, si está tan claro?!).
  • Escuchamos para contestar, no para entender.
  • Descartamos ideas que podrían ser útiles o valiosas, sin darles ninguna oportunidad. (“¡No, no, ni me lo cuentes!”).
  • Nos negamos la posibilidad de entender otros contextos, otros colectivos, otras formas de vida que, en realidad, son tan válidas y razonables como la nuestra.
  • Nos sentimos amenazados cuando oímos argumentos contrarios a nuestra idea, en lugar de aprovechar para ampliar nuestra visión del mundo.

Este sesgo puede ser peligroso llevado a extremos, porque destruye relaciones a nivel personal, profesional y social. ¿Y si mejor activamos la CURIOSIDAD?. Quizás así nos enteramos de verdad de qué va la vida que tenemos delante.

 

Ilustración: María Maza

Instagram: @mazasart

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